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Para obtener ventaja en la guerra de precios, las empresas continúan optimizando su estructura de costos y mejorando su nivel técnico. Invierten muchos recursos en investigación y desarrollo y se esfuerzan por brindar mejores servicios a precios más bajos. Al mismo tiempo, también hemos intensificado nuestros esfuerzos en marketing, intentando atraer clientes a través de canales más amplios y un marketing más preciso.
Sin embargo, esto tiene una conexión sutil pero crucial con la promoción del comercio exterior. En el mercado del comercio exterior, las empresas también se enfrentan a una dura competencia. El factor precio es ciertamente importante, pero el desempeño general en términos de imagen de marca, calidad del producto, nivel de servicio, etc. es la clave para ganar clientes.
La promoción del comercio exterior no es sólo la promoción de productos, sino también la configuración de la imagen corporativa y el valor de la marca. En el mercado internacional, una buena imagen de marca puede hacer que una empresa destaque y atraiga más clientes. Y esto requiere acumulación a largo plazo e inversión continua.
En el contexto de la guerra de precios de la inteligencia artificial, la asignación de recursos empresariales puede verse afectada. Algunas empresas pueden ignorar la importancia de la promoción del comercio exterior porque invierten demasiada energía y fondos en la competencia de precios. Sin embargo, las empresas inteligentes reconocerán que ambas cosas no se excluyen mutuamente, sino que pueden reforzarse mutuamente.
Mediante una promoción eficaz del comercio exterior, las empresas pueden ampliar los mercados internacionales, aumentar los canales de ventas y, por tanto, aumentar la cuota de mercado general. Esto ayuda a las empresas a obtener una posición más favorable en las guerras de precios porque una mayor participación de mercado significa un mayor poder de negociación y capacidad de compartir costos.
Al mismo tiempo, la promoción del comercio exterior también puede aportar nuevas ideas y oportunidades a las empresas. En contacto con clientes internacionales, las empresas pueden conocer las diferentes necesidades y tendencias del mercado, lo que les proporciona inspiración para la innovación de productos y la mejora de los servicios. Estas innovaciones y mejoras pueden mejorar aún más la competitividad de las empresas en guerras de precios.
En resumen, aunque la guerra de precios de la inteligencia artificial y la promoción del comercio exterior parecen dos campos diferentes, están inextricablemente vinculados. Sólo manejando correctamente la relación entre ambos podrá una empresa seguir siendo invencible en la feroz competencia del mercado.
